Nuestro querido amigo, el Profesor Antonio Ramírez Córdova, nos envía esta carta con algunas de sus preocupaciones en cuanto a los jueces y la situación de nuestra raza.

CARTA ABIERTA

Escribo con una preocupación apremiante, con claridad de ánimo. Se trata de las Competencias del Caballo de Paso Fino nuestro, único en el mundo y Tesoro Nacional para el doctor Ferdinand Padrón Jiménez, Catedrático de la Universidad de Puerto Rico en Utuado.

Estoy convencido que dicho caballo pisa ya sobre una ancha penumbra, hecho que aflora las veces que es juzgado a merced de criterios foráneos, enmarcados en el paso colombiano, que es antagónico al del caballo nuestro, cuya raza se remonta al Siglo XVIII.

En pocas palabras, dichos jueces ya comienzan también a emitir sus laudos, micrófono en mano, recurriendo incluso al habla, a los giros y a los decires del país hermano.

Yo pregunto, ¿cuántos de dichos jueces poseen un caballo puro? ¿Cuántos lo favorecen? ¿Cuántos le han dado de comer?

El pueblo Puertorriqueño debe sopesar lo dicho, así como los llamados a defenderlo con la lanza en ristre, ya que los portones del Paso Fino están abiertos de par en par, hecho que atenta contra la Cultura Puertorriqueña, al borde de un abismo insondable. ¡Ay bendito!

¿Es que no hay jueces puristas disponibles para juzgar nuestro caballo, que es el fino, el delicado, el de los cuatro tiempos?

Antonio Ramírez Córdova
Escritor
Utuado, Puerto Rico.

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Antonio tiene razón… sencilla y llanamente, el juzgamiento actual está haciéndole daño al Purismo porque abre una puerta para que entre el error –y el horror– a nuestra raza.

Los jueces, con sus decisiones, construyen el modelo que seguirán las siguientes generaciones. Por eso es tan importante que sus decisiones sean certeras, basadas en la definición de nuestro caballo, en sus características… y no en los criterios que se utilizan en el deporte hermano del Paso Fino Colombiano. Esto sería el equivalente a tener árbitros de softball en un juego de baseball, se parecen pero no son iguales.

Pero es importante –importantísimo– aclarar que la decisión de usar los jueces preparados por la Asociación de Jueces y ahora, más recientemente, por la Federación Técnica, ha sido acertada y de mucho provecho para el purismo. Al menos eliminó el “panismo” y trajo criterios objetivos a nuestros juzgamientos. Pero que sea mejor no significa que sea perfecto.

Mirando los juzgamientos en los últimos años, veo una tendencia a agravarse. Los criterios son más “colombianizados” y el léxico que se utiliza no es el apropiado. Pero, ojo, esta es una tendencia que trasciende los jueces y que se ve en los dueños, en los montadores, en los fanáticos… la culpa no puede ser solamente de los jueces, sino que una gran responsabilidad de lo que sucede cae sobre las entidades.

Verán, los jueces de “la vieja guardia”, como Wilo Fuertes o Laguna Mimoso, conocen el Paso Fino Puro, vivieron parte de su historia y saben las diferencias que existen entre las dos razas. Pero no podemos esperar que jueces más nuevos, que no conocen el Purismo de primera mano y que están marcadamente influenciados por el Paso Fino Colombiano, sepan juzgar de manera objetiva nuestra raza si no se les enseña. La culpa no es de ellos, sino de los directores de jueces en las entidades, que los lanzan a juzgar nuestros caballos sin más ni más.

Lo mismo sucede con los dueños, especialmente los que llegan nuevos al deporte y no conocen la raza… como es natural –yo también lo hago– visitan competencias de Colombianos y se dejan influenciar por lo que ellos hacen: la velocidad, la “apretaera”, el “parqueo”… y se olvidan que Paso Fino no son esas cosas sino el ritmo.

Los montadores padecen del mismo mal. Muchos de ellos montan caballos de ambas razas y algunos tienen la noción de que “es lo mismo”. Hace poco un montador reconocido dijo que le gusta llevar los caballos a competir “descalzos” (con todo lo que esto implica) para que no se “trochen”. El Paso Fino Puro Puertorriqueño puede estar fuera de paso, puede estar trancado o endosado, pero NUNCA estará trochado porque este es un aire diagonal ajeno a nuestra raza.

Antonio nos ha señalado un problema real y grave. Son muchas las veces que hemos repetido lo mismo de maneras diversas. Pero hoy quisiera ir más allá. En lugar de limitarnos a presentar el problema, me gustaría invitar a las entidades a dar un paso para remediarlo. Creo que si se ponen de acuerdo, podrían preparar un(os) taller(es) para capacitar estos jueces, enseñarles a reconocer la diferencia entre Paso Fino Puro Puertorriqueño y Paso Fino Colombiano. Wilo y Lulique, junto con David Lang y otros recursos del Purismo, podrían organizar y dar este taller. Digamos que es algo como un curso especializado o, como en algunas profesiones, un taller de educación continuada. Pero debe haber el compromiso de las entidades de SOLAMENTE usar los jueces que hayan tomado este taller. Esa sería una forma de ver que existe un “compromiso con la raza”, por usar una frase que estuvo de moda hace algunos años.

Sería interesante –y como no, productivo– que el taller estuviera abierto no solamente a los jueces (para ellos sería un requisito) sino para dueños y montadores. Así se aclararían algunos conceptos y se motivaría a otras personas a incursionar en el juzgamiento de nuestros caballos.

“Comprometido” no es quien le echa un poco de alimento o le pone una paca de heno a un Puro, sino quien se interesa por aprender sobre la raza y busca preservarla para las generaciones futuras. Comprometámonos todos, entonces, con nuestro deporte y nuestra raza.

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